El Comercio
Un montón de monedas.
Un montón de monedas. / Archivo

¿Qué hago con el dinero, si me toca la Lotería?

  • Los bajos tipos de interés reinantes y la elevada volatilidad de las Bolsas aconsejan actuar con prudencia en cualquier decisión de inversión para evitar que un premio se convierta en una pesadilla

Gestionar adecuadamente los miles de euros que pueden caer sobre una familia el próximo jueves día 22, si le toca alguno de los grandes premios de la Lotería de Navidad es la tarea a la que muchos agraciados se enfrentan, en ocasiones, sin acierto. Si, además, las condiciones de la economía no ayudan a encontrar buenas opciones para rentabilizar ese dinero, tomar cualquier decisión puede resultar clave para no acabar con la felicidad en poco tiempo.

Lo primero que recomiendan los expertos financieros es mantener la calma y actuar siempre con la mente fría. Por eso, una de las primeras estrategias que debe desarrollar cualquier afortunado con la Lotería sería la de quitarse de encima parte de las deudas que pueda tener. No se trata de destinar todo el dinero del premio a amortizar cualquier tipo de préstamo o crédito. Pero sí de despojarse de aquella financiación que sea la más costosa. Esto es, la que más intereses le esté cobrando por alguno de los créditos asumidos, como suele ser el caso de las tarjetas de crédito, sobre todo las denominadas 'revolving' -aquellas en las que el capital pre-concecido se actualiza automáticamente cada vez que se realiza una compra-. En algunos casos, las entidades llegan a aplicar intereses de hasta el 25%. Tampoco es recomendable amortizar grandes cantidades de la hipoteca, sino de aquellas en las que no se superen los límites de la deducción por vivienda habitual en el IRPF (unos 9.000 euros al año). Porque si se quita un capital superior a esta cantidad, estará dejando de aplicarse los beneficios fiscales con los que todavía cuentan las hipotecas constituidas antes de 2013.

En segundo lugar, reserve una parte del dinero a la liquidez. Es decir, a contar con un colchón de capital por si surgen imprevistos. No debería destinar todo a inversiones desde un primer momento porque, sí, tendrá mucho patrimonio invertido, pero la misma capacidad de pago efectiva que la que tenía antes de que le tocase la Lotería.

Inversiones prudentes

Una vez descontado el dinero destinado a las deudas y la liquidez para prevenir imprevistos, llega el momento de elegir dónde guardar, o cómo invertir, el resto del capital obtenido con el premio. Para los más ciudadanos con un perfil de inversión más conservador, el depósito de ahorro es la opción más segura. El problema es que este tipo de productos apenas ofrecen rentabilidad. De media, los nuevos productos de ahorro bancario aplican un interés del 0,11% a dos años vista. Hace un año, esta tasa se encontraba por encima del 0,4%. La política de tipos bajos del Banco Central Europeo (BCE) hace imposible encontrar atractivos productos de ahorro en la banca. En cualquier caso, si opta por un depósito, hay que tener en cuenta la protección máxima de la que gozan en el momento actual en caso de quiebra de la entidad: destine hasta 100.000 euros por cada cuenta, y si dispone de más capital destínela a otro banco hasta alcanzar otros 100.000 euros. Así estará más protegido por la legislación si surge algún problema.

Si tiene un perfil más arriesgado, la diversificación es la clave de la que hablan continuamente los expertos. “Se puede repartir el patrimonio en activos diferentes como depósitos, acciones o bonos, e incluso entre distintas zonas geográficas”, apuntan desde Self-Bank. El problema de los mercados es que se encuentran en un momento de máxima volatilidad. Por ejemplo, el Ibex-35 -la inversión en Bolsa es una de las más arriesgadas- pierde a estas alturas del año -apenas quedan seis sesiones hábiles de cotización en 2016- un 1,5%, aunque ha llegado a dejar más de un 20% en algunos momentos del ejercicio, como ocurrió en verano después del 'brexit'.

Si busca más tranquilidad, la mejor vía pasa por invertir en los mercados a través de los fondos de inversión. Existen productos que van desde los dirigidos a perfiles más prudentes -generan menos rendimientos pero tienen un comportamiento más previsible sin sobresaltos- hasta los arriesgados -tienen más revalorización, a cambio de aguantar los sustos del mercado-. En este ejercicio, la rentabilidad media de todos los fondos comercializados en España se encuentra en el -0,19%, según los últimos datos de Inverco, la patronal del sector. Aunque hay muchas diferencias entre los ligados a economías emergentes -han ganado más de un 10%- o los de renta variable nacional -han perdido más de un 4%-. Si se dirige a los diferentes asesores que gestionan patrimonio, le deberían recomendar una cartera adaptada a sus necesidades reales, a sus objetivos y a las expectativas que desee obtener con el patrimonio ganado en la Lotería.

Por su parte, la inversión en deuda pública es cada vez menos atractiva. Adquirir Letras, Bonos u Obligaciones del Estado apenas genera un rendimiento mínimo que, en ocasiones, incluso puede llegar a ser nulo, dependiendo del resultado de las subastas.

Siempre quedará la opción de realizar una inversión inmobiliaria con parte del capital que obtiene del premio navideño. No deja de ser una mala opción, si sabe elegir bien el inmueble que adquiere. El mercado inmobiliario está cambiando con el paso de los meses. El precio de los pisos ya no cae a tasas de doble dígito, como ocurría en los mejores momentos de la crisis. Ahora, suben una media del 1,5%, según la última estadística del Consejo del Notariado. Pero existen notables diferencias: para rentabilizar al máximo la adquisición de un inmueble debe elegir las zonas que los expertos denominan como 'core' en cada municipio. Esto es, el centro de las ciudades, barrios donde la crisis ya ha pasado de largo al existir una importante demanda tanto para adquirir como para alquilar pisos. Si opta por las segundas residencias -costa, montaña, etc.-, también debe saber seleccionar el lugar al que se dirige: aquellas zonas con mucha explotación inmobiliaria siguen siendo deficitarias y en ellas el precio de los pisos continúan cayendo, aunque sea a ritmos menores que en los años anteriores.

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