Los hermanos Rosa y Julio Acebal, en el Estanco de la Suerte ovetense. Abajo, con su madre, celebrando el 'Gordo' de 2012. / ÁLEX PIÑA

Esperando al 'Gordo'

Asturias es la segunda comunidad que más gasta en lotería de Navidad. Algunos de los que se hicieron con un premio millonario cuentan a qué destinaron el pellizco: desde vacaciones en el Caribe a comprarse piso y coche. Todos taparon agujeros, pero ninguno dejó de trabajar

AZAHARA VILLACORTA JOSÉ CEZÓN

A Tino 'El Roxu' -el único pelirrojo de su familia que él sepa- la gente le para por Gijón para pasarle décimos por la espalda porque lo suyo sí que es suerte: «Cuando era pequeño, tendría unos doce años, a mis padres les tocó el 'Gordo' y, poco más tarde, les cayó un segundo y un tercero». Hasta ahí, todo más o menos normal, pero la cosa empezó a volverse extraordinaria el 22 de diciembre de 1988. Tan extraordinaria que los niños de San Ildefonso cantaron para una ciudad en plena reconversión industrial diez mil millones de pesetas.

Aquel día, al filo de las once y cuarto de la mañana, Tino estaba en su chigre de Hermanos Felgueroso cuando sonó el teléfono. «Tino, toconos la lotería», escuchó al otro lado. «Anda, ho, no me gastes bromes», respondió. Y luego: «Que no, que no, Tino, que ye verdá».

«Entonces pongo la televisión y veo el número. La madre que lo parió». El 21583. Y se montó el belén. Tino colgó un cartel enorme que ponía 'Toconos' y «allí empezaron a llegar multitudes. Gente que no se sabía de dónde salía. Vinieron los periodistas, el champán, les fotos. Tanta gente había que vino la Policía y tuvo que cortar la calle al tráfico». La revolución. 'El Roxu' había vendido en el chigre buena parte de la lotería de la peña sportinguista Jiménez. «Aquello fue un tirón tremendo para Ceares. Compraron neveres, coches, televisiones...», relata 'El Roxu', que tuvo que aguantar los lamentos de los que se habían quedado sin su papeleta, pero que se hizo con un buen pellizco: «Diecinueve millones de pesetas. Ten en cuenta que con tres millones entonces ya se compraba un piso».

Cuenta el hostelero -hoy jubilado después de trasladar su negocio a la calle Mieres- que pudo dejar de vivir de alquiler («compré un piso y dos locales en Ceares») y que, por primera vez en su vida, tuvo vacaciones: «Empezamos a cerrar el negocio para marchar once o doce días». Se inauguraba así una tradición que todavía hoy se mantiene: «Marchar al Caribe». Eso sí: de dejar de trabajar, nada. «Al contrario. Después de aquello, teníamos mucha más gente y salíamos a las tres, a las cuatro de la mañana», explica quien asegura que «nunca le faltó un plato de comida a quien llegó pidiéndolo» atraído por la noticia.

Pero, por si no era suficiente que el azar le favoreciese una vez, hace diez años a Tino volvió a lloverle su segundo 'Gordo' gracias a que tenía varias papeletas de la asociación vecinal de Molledo, en Hevia (Siero). También «una cantidad curiosina».

Tino ‘El Roxu’, con dos décimos del número que juega habitualmente. A la derecha, en la portada de ELCOMERCIO del día después del ‘Gordo’. / DANIEL MORA

El núcleo rural de apenas medio centenar de habitantes y situado en la parroquia sierense acaparaba hace una década toda la atención mediática nacional al convertirse en el pueblo desde el que se repartieron 219 millones de euros del 'Gordo'. La Asociación Cultural San Fernando distribuyó nada menos que 73 talonarios y 3.650 participaciones, que resultaron agraciadas con 60.000 euros por papeleta. Así que aquel lugar tranquilo vivió durante varias semanas un incesante trasiego de televisiones, empleados de banca y de concesionarios de automóviles.

Teresa Lastra Díaz, madre del entonces presidente de la asociación, fue quien adquirió casi una serie del número 06381 en la administración de Nava y aún recuerda que su primer pensamiento fue: «Vaya número más feu».

En su caso, el premio le permitió reconstruir su vivienda -«que era más vieya que yo», afirma- y cambiar de coche, «que tenía más de treinta años». También se dio el lujo de marchar con su hermana unos días de relax a Tenerife. Otra que «no había ido de vacaciones en la vida».

Se cumplen diez años desde que el ‘Gordo’ cayó en Molleo. A la derecha arriba, Teresa Lastra, ante su casa, con un cuadro de cómo era antes de reformarla. A la izquierda, Arcadio Fernández, con el Toyota que se compró. / PABLO NOSTI

Sin embargo, en otros aspectos tampoco le cambió demasiado la vida. Recuerda que su marido, que era entonces panadero, siguió aquel día inolvidable en su puesto hasta que concluyó la jornada y regresó de nuevo a trabajar a las tres de la madrugada. Teresa comenta también que, con el tiempo, se va recuperando la rutina: «Tenemos treinta y picu vaques, no te creas que vivimos como generales».

Según afirma la repartidora de la suerte, solo hubo dos vecinos de Molleo a los que no les tocó nada de aquella avalancha de millones porque no coincidió que compraran. Pero las papeletas premiadas llegaron a diferentes rincones de Asturias, incluso a provincias como Barcelona o Valladolid. La mayoría de la gente compró entre dos y cuatro participaciones. «Casi toda la juventud de Valdesoto tenía dos papeletes y la mayoría compró un pisu», recuerda. En Molleo se construyeron varias viviendas nuevas y se rehabilitaron otras. «Mejoraron la vida a todos, más o menos», apunta.

Uno de los afortunados fue el leonés Arcadio Fernández, casado con una vecina de Molleo y residente en Gijón, quien compró participaciones para repartirlas entre diez miembros de su familia. Todos ellos obtuvieron un premio de 180.000 euros, salvo su hermana, que se quedó con una sola participación. Sin rencores.

Paula García, de la Cafetería Jeyro, en Felechosa, vendió un quinto hace dos años. / JUAN CARLOS ROMÁN

Recuerda Arcadio que aquel mismo día del 'Gordo' tenía una cita en el banco para hipotecarse «para el piso de dos hijos. Estaba en la huerta y me llamó la mujer llorando». Y que, con el premio, pudo saldar esas hipotecas y comprarse un Toyota, que aún conserva. Eran tiempos, además, en los que Hacienda no se llevaba una gran parte del botín, no el 20% de ahora.

Y, como suele ocurrir cuando alguien reparte un premio, una consecuencia de aquel 'Gordo' fue que hubo gente que se pensó que iba a volver a tocar otra vez, por lo que la asociación de Molleo ha incrementado sensiblemente la demanda de lotería. Pero la fortuna también trae problemas: «Al añu siguiente, tuvimos muchos disgustos, porque la gente nos decía que lo guardábamos y que no lo queríamos vender, pero era que nos pedíen más de lo habitual y no había pa toos», explica Teresa Lastra. Así que, para solucionarlo, este año ya han vendido una serie y media con dos números diferentes.

Ese mismo 06381 fue el culpable de que en Llanes los loteros Dulce Montes y Tomás González ostenten el título de repartidores del único 'Gordo' del concejo. Exactamente, 45 millones de euros. «Lo repartimos todo en ventanilla y aquí quedó muy poco porque se vendió a gente de fuera», rememoran.

María Eugenia Casares, en su administración avilesina. / PATRICIA BREGÓN

Ni Dulce ni Tomás, hoy jubilados, se llevaron un mordisco del botín, pero la suerte retornó a su administración de la calle Canillejas en forma de agradecimientos y clientela fiel. «Muchos llamaron por teléfono y otros se acercaron a contarnos los problemas que habían solucionado con el premio», explica Dulce. «Una familia de Burgos lloraba al contarme que pudieron ayudar a su hija, que lo estaba pasando mal económicamente».

Y agujeros taparon también los clientes de la Cafetería Jeyro, en Felechosa, que cuenta con despacho para los décimos, hace dos años, cuando cayó el tercero de los quintos premios de día 22. «Era el 43221», se acuerda perfectamente la trabajadora del establecimiento e hija de la dueña. Paula García señala que fueron tres los décimos premiados con 6.000 euros cada uno. «Uno le tocó a un vecino. Y, aunque fue una alegría, no le ha cambiado mucho la vida», dice entre risas.

Dulce Montes y Tomás González dieron el único ‘Gordo’ del concejo llanisco en 2007. / JUAN GARCÍA LLACA

Porque, si los premios que salen del bombo resultan un alivio para los afortunados, no lo son menos para quienes los reparten en sus administraciones y establecimientos mixtos. En Avilés, es el caso de la Administración de Loterías número 6, en Maspalomas, donde la lotera María Eugenia Casares repartió el número el 62246 en 2013. «Dar el 'Gordo' ayuda a que mejoren las ventas porque te da más popularidad. Tenemos suerte de que, además de ese, hemos repartido muchos más premios, entre ellos un segundo el día del Niño el año pasado», presume. Y que «se corre la voz y vienen en busca del boleto que toca». O del Estanco de la Suerte, en la calle Jovellanos de Oviedo, que repartió el premio de premios en 2012, el cuarto en 2014, el tercero, el cuarto y el quinto en 2015 y el segundo en 2016. Ahí es nada.

«Lo de Estanco de la Suerte se lo pusimos a partir de 2012», cuenta Rosa Acebal. Y es que, ese año, fueron doce los décimos del 'Gordo' los que se vendieron. «Los hubo hasta el último día, y sobraron. Vendimos a finales de agosto y el día 21». Pero, ahora, apunta, esa cantidad «es nada» y despachan mucho más. Eso sí, lamentablemente, ellos no se guardaron ninguno. «Una pena», dice Rosa, que ahora va a trabajar cada Navidad «con maquillaje y de peluquería» para que las cámaras no la pillen desprevenida.

«Era la época de la crisis, echaban a la gente de los pisos. Había personas muy metidas en las hipotecas y las lograron pagar. Fue superemocionante ver que arreglas familias. Lloré de la emoción. Es raro no llorar de la envidia, pero me dio felicidad ver a gente humilde», admite.

Fue un premio muy repartido: además de a Oviedo, también se fue a Madrid y a Lanzarote. Y los agraciados regresaron. No el día 22, temerosos quizá de los pedigüeños, sino más tarde. «Los de Madrid volvieron a los dos años y se te ponen los pelos de punta cuando te dicen: 'Nos tocó'», señala Julio. Y su hermana abunda: «Las chicas de Lanzarote nos llamaron y dijeron: 'Tenéis casa aquí cuando queráis'».

«Sumamos entre todos los premios más de seis millones de euros», cuenta orgulloso Julio. Y éll también tiene historia: «En 2015, hubo un señor que rechazó el quinto, el 43321. Dijo que no le gustaba». Y todavía la Navidad pasada volvieron a dar felicidad: el segundo. Y además, según apunta Rosa, «un caballero llevó diez décimos del posterior al 'Gordo' que repartió por toda España. Ahora es cliente».

Carmén Menéndez, administradora de Loterías Gil, en Cangas del Narcea. / BELÉN G. HIDALGO

También recuerda haber sentido «una alegría inmensa» Carmen Menéndez en 1993, cuando las tolvas del sorteo del Niño sonrieron a Ibias y Cangas del Narcea. Cantaron el 76372 y 9.548 millones de pesetas viajaron a esos dos concejos del suroccidente asturiano.

«Se vendieron a través de dos bares», relata Menéndez, administradora de Loterías Gil en Cangas del Narcea, que subraya, además, que fue la última vez que se premió la fracción especial: un premio de 120 millones de pesetas. «Siempre recordaré aquellos Reyes. Te llamaba todo el mundo», cuenta esta administradora que reparte la suerte en las inmediaciones de la Basílica de Santa María Magdalena y que, con cada décimo premiado que vendió por 3.000 pesetas, entregó 24 millones. «En aquel momento, era un cifra muy importante que ayudó a mucha gente conocida».

En el terreno comercial, Carmen asegura que se nota un incremento de las ventas durante un tiempo. Y ahora mira al próximo 22 de diciembre con ilusión y esperando repetir la hazaña. «En esta administración se juega el 00658 desde 1909, fecha en que abrieron los anteriores propietarios y Loterías se lo concedió. Se vende íntegro aquí. Ojalá este año salga del bombo».

Asturias fue incluso el escenario del anuncio de la Lotería cuando el pasado año Tazones se convirtió en el plató perfecto, una elección que llevó la gracia a Villaviciosa.

Allí, Cristina Simón, Ana Isabel Roda y Raúl Palacio decidieron comprar varios décimos con las propinas que habían recaudado durante los últimos meses en el Café del Sol, establecimiento que regentan. Una decisión que, sin esperarlo, provocó que ganaran 125.000 euros. Pero, doce meses después, los tres siguen trabajando tras la barra, aunque de forma «más holgada». «Teníamos previsto hacer reforma en el bar y parte del dinero lo destinamos a ello», explica Simón. Aunque no todo fue trabajo. Parte del dinero lo destinaron a disfrutar, un poco más, de sus vacaciones.

Ahora esperan poder repetir. La camarera está «convencida» de que por segundo año la suerte les va a acompañar. Porque lo que tienen claro especialistas como Tino 'El Roxu' es que, «para que te toque, hay que jugar». Él no lo hace mal: «Solo con lo que intercambio con gente, juego más de cincuenta décimos, pero no se lo digas a la muyer. No los quiero ni mirar», bromea. Y Asturias tampoco, porque es la comunidad que más gasta en este sorteo tras Castilla y León: 81,20 euros por habitante en 2016.

Y eso que el número al que siempre ha jugado 'El Roxu', el 12713, aún no ha sido agraciado, pero ni él ni los que lo conocen pierden la esperanza: «Ojalá que, toque lo que toque, caiga en Asturias, porque siempre hay gente que lo necesita».

La suerte, que nunca está echada, piensa Tino, que es de los que juegan todo el año y que, si le preguntan por sus corazonadas, lo tiene claro: el 3, el 5 y el 9. «Ahora con más razón, porque en enero cumplo 69, que dicen que es el número más erótico», se ríe con gana este afortunado que el viernes verá el sorteo desde Santo Domingo rodeado de toda la familia (mujer, hijas, yernos y nietas) si es que le llega la señal. Y dicen que no hay dos sin tres.

El 'Gordo' ha caído en Asturias en quince ocasiones desde 1812 y lo ha hecho en Gijón (6 veces), Oviedo (2), Avilés (2), Nava (2), Pravia (1), Llanes (1) y Sama de Langreo (1).

El 00155 está agotado este año. La terminación también está entre las favoritas, al igual que el 13, a punto de agotarse.

Cada asturiano gastó 81,20 euros en el sorteo de 2016. «La cifra ha ido creciendo desde 2014», cuentan en Loterías y Apuestas del Estado. En total, en la región se vendieron 85.357.040 euros y la consignación para 2017 destinada a Asturias asciende a 97.782.120, a lo que habrá que sumar las ventas por máquina y restar lo que se devuelva.

Poner a enfriar la cabeza antes de tomar decisiones y evitar realizar compras de manera compulsiva. Lo primero es tomar conciencia de la necesidad de gestionar bien el premio.

No revelar a diestro y siniestro la buena nueva para evitar malentendidos o envidias. Compartirlo con pesonas de total confianza.

No dejarse llevar por las prisas para, por ejemplo, dejar el trabajo. Es preciso darse un tiempo para reflexionar y diseñar un plan de futuro.

Cobrar el premio en una entidad diferente a la habitual. De esta manera será más fácil mantener el anonimato y evitar que todo el barrio se entere.

Ponerse en manos de un buen asesor legal y fiscal.