Ángel Martínez y Heliodoro García se abrazan tras saber que los décimos que vendieron se llevaron un cuarto premio. / J. PAÑEDA

Lotería de Navidad 2017 | Los que repartieron la suerte

Ángel Martínez y Heliodoro García empezaron a vender los décimos en verano | «No hay nada mejor que saber que hemos dado el cuarto premio entre nuestros vecinos, amigos y conocidos», señaló el lotero de Candás

LAURA CASTRO CANDÁS.

Ganar 20.000 euros en la Lotería de Navidad es cuestión de suerte y en el caso de Candás, además, de tener un lotero que sabe escoger los números que vende. Heliodoro García lleva «toda la vida» atendiendo a sus vecinos y amigos en la administración número uno de la calle El Rosal, pero nunca había repartido tanta suerte como ayer. Cuando se enteró de que el número que él mismo había elegido, convencido de que si acababa en siete traería suerte, se había llevado el cuarto premio del sorteo navideño se llevó las manos a la cabeza. Y cuando supo que se había vendido de manera íntegra en Candás, empezó a llorar. «Este establecimiento es pequeñito, pero muy grande de corazón. No tengo palabras. No hay nada como saber que lo hemos repartido entre vecinos, amigos y conocidos», comentó todavía emocionado el lotero candasino.

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Está convencido de que «el 80%» de los décimos se quedaron en la villa marinera y en Asturias, mientras que el resto cruzó las fronteras asturianas de la mano de los visitantes veraniegos. Una idea que confirma también Ángel Martínez y su mujer María Félix Espinosa, propietarios del restaurante Repinaldo, donde se vendieron una gran parte de los décimos premiados. El hermano de ella cogió uno de ellos a las diez de la mañana de ayer, una hora después de que arrancara el sorteo. «Hasta mañana no me creeré todo esto. Estamos recibiendo muchas llamadas de clientes dándonos las gracias, pero deben dárselas a Heliodoro que fue el que eligió el número ganador», agradecía la propietaria.

Para cerrar viejas heridas

Ella y su marido Ángel compraron «unos 20.000 euros» en décimos para venderlos en su establecimiento. Ellos también se hicieron con alguno «por si sonaba la flauta». Y sonó por todo lo alto. «Está claro que hay cosas más importantes que el dinero, pero para mí es un premio después de todo lo sufrido», apostilló Ángel Espionosa. Es gijonés, pero cambió la ciudad por la villa marinera hace cinco años tras una estafa familiar. «Me arruinaron después de cincuenta años trabajando para ellos. Así que este premio me sabe a gloria», espetó el hostelero.

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Los del Repinaldo y Heliodoro fueron ayer los héroes de Candás. Tal era la alegría que repartieron ambos en la villa que incluso los que no tenían uno de los décimos premiados se contagiaban con tanta emoción. «Comparto totalmente su alegría. Desearía tener uno de esos papelitos agraciados, pero no ha podido ser este año. Para el siguiente ya estaré más cerca», comentó José María Fernández. La fiesta inundó la entrada del Repinaldo y eran muchos los que se animaban a sumarse a su propietaria María cantando como niños de San Ildefonso: «¡61207, 200.000 euros!».