José María Vicente y Tote Cuervo, en la cafetería riosellana Capri, junto a la máquina que expidió el quinto premio. / JUAN LLACA

Lotería de Navidad 2017 | «Cuando la señora me dijo que quería el 00580 me pareció muy raro»

G. POMARADA / E. CARBALLEIRA RIBADESELLA / INFIESTO.

La suerte fue esquiva con el Oriente asturiano a pesar de que a la comarca estaban consignados un total de 442.655 décimos, una cifra que suponía una media de 8,8 boletos por habitante. Solo dos resultaron agradaciados por alguno de los premios principales, con dos quintos premios de 6.000 euros. A las once y cuarto de la mañana Ribadesella se llevaba su solitario pellizco del sorteo, un único boleto del 00580 vendido en máquina en la Cafetería Capri. «Creo que lo vendí yo hace un par de meses a una señora de unos cincuenta años de fuera de Asturias, me acuerdo porque cuando me dijo que quería ese número me pareció raro», explicó el camarero Tote Cuervo. El de ayer fue el primer premio de la Lotería de Navidad que despachaban en el local de José María Vicente desde que se abriese hace cuatro décadas. «Hace seis o siete años dimos uno de 8.000 euros de la Primitiva, pero este de Navidad es especial», señaló el propietario.

Mientras la cafetería riosellana se llenaba de curiosos, las voces de los niños de San Ildefonso resonaban en el televisor del bar con otro quinto para el Oriente, este vendido en la administración número 2 de Infiesto, en Piloña. De nuevo, un único boleto expedido por máquina. Fue el 22253 , del que la lotera Teresa Álvarez desconocía el paradero y la fecha de venta. La suerte llega a cuentagotas a esta administración de la calle Covadonga, donde el pasado octubre caía un primer premio de la lotería nacional dotado con 30.000 euros.